La cábala puede definirse como el compendio de conocimientos sobre Dios, el cosmos y el ser humano que se han ido acumulando durante la historia de la mística judía.
La palabra cábala puede traducirse como “recepción” en el sentido que estos conocimientos, hasta el siglo XX, siempre fueron transmitidos por tradición oral y de manera secreta, de maestro a discípulo.
La cábala comprende un corpus de sabiduría que pretende el crecimiento interior del ser humano y el desarrollo de todo su potencial en lo que hoy en se conoce como “expansión de la conciencia”.
La cábala sostiene que el ser humano (microcosmos) es un fractal del Universo (macrocosmos), de este modo se considera que entendiendo las leyes que operan en el Universo se puede entender la naturaleza del alma humana, su estructura y su comportamiento.
A grandes rasgos se ha considerado la existencia de dos grandes corrientes cabalísticas, el teosófico-teúrgica y la extática. La primera teoriza sobre la estructura del mundo divino y la forma en que el ser humano puede contribuir a su armonía a partir de su actitud personal. Según esta corriente cosmológica, Dios precisa del trabajo del hombre para que el mundo sea perfeccionado.
La cábala extática tiene un cariz más antropomórfico, lejos del deseo de influir en la armonía de la creación, busca la experiencia mística del individuo, el contacto directo con la divinidad.
Una tercera corriente cabalística es la mágica, que pretende despertar las aptitudes ocultas de los seres humanos que permiten operar la realidad cotidiana.
Podemos resumir que la cábala teosófica, también llamada clásica, se focaliza en la comprensión del Universo; la cábala extática en el aspecto espiritual y psicológico del individuo, y la cábala mágica desea activar sus poderes ocultos.
Comentarios
Publicar un comentario